Motivados por el buen tiempo y los días de vacaciones, en verano siempre viajamos más. Pero por mucho que disfrutemos al llegar a nuestro destino, los viajes también pueden tener su lado negativo si tiendes a marearte en los trayectos. Y cuando se viaja con niños, el mareo es una de las principales causas de agobio y amargura al principio y al final de las vacaciones. El mareo puede sobrevenir en cualquier transporte, pero en este artículo nos centramos en el coche porque es el más habitual y en el que tenemos más control de la situación. No obstante, algunos trucos te pueden servir para evitar el mareo en cualquier medio de transporte.
¿Por qué mi hijo se marea en los viajes?
Lo que comúnmente llamamos «marearse en los viajes» es un trastorno con el nombre científico de cinetosis, es decir, es un malestar provocado por el movimiento. Este malestar, caracterizado por sudores, mareos, nauseas y vómitos, se origina cuando el cerebro recibe información contradictoria desde los distintos «sensores de movimiento» con los que cuenta nuestro cuerpo. Por ejemplo, si vamos leyendo o mirando el asiento de delante, los ojos envían la señal de que vemos algo fijo, mientras que el oído interno sí está percibiendo el movimiento y así se lo transmite al cerebro. Es entonces cuando se produce el desajuste que causa el malestar. Los niños de entre 2 y 12 años y las mujeres embarazadas son especialmente sensibles a este mal, pero hay personas que se marean toda su vida.
Cómo evitar el mareo en el coche
- Antes del viaje, limpia el interior del coche para evitar olores raros y/o desagradables y coloca agua, toallitas y bolsas cerca del asiento del niño por si vomita. También es importante regular bien la temperatura del vehículo: evita el calor excesivo y ventila de vez en cuando.
- Conduce con suavidad. Evita frenazos y acelerones y maneja la dirección con suavidad, un tirón del volante en una curva basta para desencadenar la cinetosis.
- Si es posible, viajad en las horas en las que el niño suela dormir (hora de la siesta, por la noche) porque si consigue dormirse en el coche no notará el mareo.
- El niño no debe viajar con hambre pero tampoco ir atiborrado. Evita la leche y las bebidas gaseosas, es mejor darle alimentos secos con hidratos de carbono, como las galletas.
- Evita centrar la atención del niño en un punto cercano porque aumentará la sensación de mareo. Es un error intentar distraerlo dándole un móvil/tablet o diciéndole que lea, pinte o juegue con un juego de viaje.
- Distráelo con canciones, cuentos, adivinanzas, juegos como el «veo veo» o juegos improvisados, como reconocer las señales de tráfico, contar los coches que pasen de determinado color, etc. Lo importante es que no piense todo el rato en su malestar y que mire lejos, al paisaje, a lo que hay delante en la carretera…
- En viajes largos, parad cada dos horas para salir del coche, estiraros, ir al baño si hace falta o tomar un ligero tentempié.
- Aunque hay medicamentos especiales para evitar el mareo, consulta con tu pediatra antes de suministrarle cualquiera de ellos.
¿Y si no conseguimos evitar el mareo?
En cuanto el niño empiece a dar indicios de mareo, ventila el coche, refréscale la cara y los brazos con una toallita, intenta distraerlo y parad en cuanto podáis hacerlo con seguridad para que se reponga. Si al final se marea y vomita, no pierdas la calma: no le riñas porque no es una conducta que pueda corregirse y no empieces con el «qué faena» porque solo conseguirás que se sienta peor.
Parad en cuanto lleguéis a un sitio en el que podáis bajar del coche y haz que el niño se mueva un poco; si no puede, túmbalo boca arriba y refréscale la cara. Dale pequeños tragos de agua azucarada para que recupere líquido y, mientras se repone, limpia el interior del coche lo mejor que puedas para minimizar el riesgo cuando reemprendáis la marcha.