El otoño es una época estupenda para salir al monte y estar en contacto con la naturaleza. El tiempo, todavía suave, nos permite pasear un buen rato por el campo, simplemente disfrutando del paisaje o aprovechando para recolectar (siempre que esté permitido) alguno de los manjares que nos ofrece, como las moras o los hongos. Una excursión para buscar setas con los niños es una actividad ideal para pasar tiempo en familia durante el fin de semana: hacemos ejercicio, respiramos aire puro, aprendemos sobre la naturaleza y ¡puede que nos llevemos a casa un delicioso botín!
4 consejos a seguir cuando salgas a buscar setas con los niños
1. ¿Qué necesitáis?
La recogida de hongos no es una actividad que requiera un gran despliegue de medios, pero conviene tener en cuenta algunas recomendaciones sobre la ropa y «el instrumental»:
- Vais a dar un buen paseo por un terreno irregular, así que elige para todos un calzado cómodo y a ser posible impermeable, ya que si hay setas es porque hay humedad en el suelo.
- Como ya empieza a refrescar, es aconsejable llevar algo de ropa de abrigo, pero elige prendas que se puedan quitar y transportar con comodidad porque el sol todavía tiene fuerza y después de caminar un rato por el monte podéis notar bastante calor.
- En temporadas de lluvia es cuando más hongos brotan, así que llevad paraguas o impermeables porque podría sorprenderos un chaparrón en medio de la nada.
- Si tus hijos son suficientemente mayores, puedes dejarles usar una navaja (existen unas específicas para buscar setas, que incluyen un cepillito para limpiarlas), pero si son pequeños o vais con más niños, es mejor no darles nada para cortar y decirles que os avisen cuando encuentren algo.
- El recipiente ideal para transportar la cosecha es una cesta de mimbre, que permite que las esporas caigan por los huecos y salgan así más hongos. Ir con una bolsa de plástico, además de ser antiecológico, te puede traer problemas ya que, dependiendo de la zona, te podrían sancionar.
2. Centraos en un tipo de hongo
No todas las setas son comestibles, así que para evitar intoxicaciones, id en busca de algún hongo que conozcáis bien y que sea difícil de confundir con una especie venenosa. Por ejemplo, los níscalos son fácilmente reconocibles, mientras que los champiñones silvestres pueden confundirse con la toxiquísima amanita phalloides en sus primeras fases de crecimiento, por lo que es mejor evitarlos.
3. Elegid bien la zona
Dependiendo del tipo de hongo que queráis buscar, tendréis que dirigiros a un tipo de bosque u otro. Por ejemplo, los níscalos crecen en pinares, pero si preferís buscar setas de cardo lo mejor es recorrer una pradera.
Elige una zona en la que haya llovido en las últimas 2-3 semanas para aumentar las probabilidades de encontrar algo y, días antes de salir, comprueba si hace falta alguna licencia para recoger hongos en esa zona. Para evitar que se esquilmen los montes, muchas administraciones locales regulan la recogida de hongos con permisos de distinto precio que pueden tramitarse online o en los correspondientes ayuntamientos.
Si no sois muy expertos o no tenéis muy claro dónde ir ni qué buscar, podéis elegir alguna de las múltiples rutas micológicas que hay en la mitad norte del país y que cuentan con centros de interpretación donde se dan charlas, se organizan excursiones y hay expertos que te pueden ayudar a identificar ejemplares.
4. Ten un plan B
Buscar setas con los niños no es sinónimo de encontrar, puedes estar horas por el monte y volver con las manos vacías. Evita la frustración y el aburrimiento de los más pequeños proponiendo «tareas» alternativas, como recoger hojas, identificar árboles o animales, hacer fotos, etc.