Casi todos los niños tienen miedo a la oscuridad alguna vez y es completamente normal. Los miedos específicos varían de un niño a otro y se modifican con el tiempo. Un día, el niño puede preocuparse por los monstruos del armario y otra noche le puede preocupar que entre un extraño en casa. Si se lleva con tacto y paciencia, el miedo a la oscuridad no crecerá hasta el punto de afectar la vida del niño, pero a veces puede durar más de lo que deseamos. A continuación te presentamos algunas ideas para ayudar a tu hijo a que supere su miedo a la oscuridad.
Hablar sobre el miedo
Nunca debemos banalizar el miedo de un niño. Al contrario, es bueno validarlo y reconocerlo puesto que para el niño es muy real. Habla con tu hijo sobre las cosas que le dan miedo cuando está a oscuras en la cama y asegúrale que no hay nada de lo que asustarse, pero no ridiculices sus sentimientos como si fueran tonterías. Con los más pequeños se pueden utilizar cuentos que hablan sobre el miedo a la oscuridad que ayudaran al niño a expresar mejor lo que siente y piensa.
Tranquilizar al niño que tiene miedo a la oscuridad
Puedes facilitarle a tu hijo algunas «herramientas y estrategias» para que se sienta más cómodo y seguro en la oscuridad.
- Podéis hacer comprobaciones nocturnas de seguridad antes de acostarse, comprobando puertas y ventanas y todo aquel rincón susceptible de ser un escondite.
- Le puedes comprar un interfono o un walkie-talkie para que pueda llamaros en cualquier momento desde su cama.
- Puedes añadir un piloto luminoso o una lamparita para que tu hijo pueda encenderlo cuando quiera. Desciende el nivel de intensidad progresivamente de manera que después de un tiempo tu hijo se acostumbre a la casi total oscuridad para dormir.
- Enséñale a hablar de manera positiva, animándole a que se de mensajes de apoyo a si mismo como «no tengo miedo a la oscuridad», «es mi imaginación pero yo soy más fuerte».
Convierte el miedo a la oscuridad en un juego
Existen una serie de juegos que puedes probar para ayudar a tu hijo a acostumbrarse a la oscuridad y no tener miedo, tratando de reducir esta situación a algo trivial y asociándola también con buenos momentos.
- Seguir al jefe: tú haces de jefe y tu hijo te sigue por todas partes, a sitios tanto oscuros como luminosos, al principio simplemente pasando por esos sitios y poco a poco aumentando el tiempo que se pasa en los sitios oscuros. Puedes ir alternando los roles en el juego y que sea tu hijo el que dirija también por turnos.
- Descuartizando la oscuridad: siéntate con tu hijo en su habitación a oscuras mirando las sombras y escuchando los ruidos que puedan sobresaltarle. Explícale el origen de todo estímulo, encendiendo la luz si es necesario para ver que aquello que le asusta es fruto de su imaginación y su miedo a la oscuridad vaya desapareciendo.
- El detective: esconde objetos en sitios oscuros como armarios, debajo de la cama o detrás de la puerta y recompensa a tu hijo con un punto por cada objeto que encuentre en la oscuridad.
Utilizar refuerzos
Hay que animar al niño que tiene miedo a la oscuridad en los pequeños avances que vaya haciendo, por mínimos que sean. Al principio empezaremos reforzando hasta los intentos. Puedes confeccionar una gráfico de valentía donde conste un calendario, el tiempo que ha podido permanecer a oscuras durante cada noche y las ayudas que ha necesitado para dormir (encender el piloto luminoso, usar el interfono para llamar a sus padres…). Ajusta los criterios para ganar puntos por los avances conseguidos, coloca el gráfico en un lugar visible de la habitación y cuando haya acumulado los puntos suficientes, deja que canjee sus puntos por un premio previamente pactado.
Una recompensa especial
Si tu hijo ha demostrado que ha desarrollado cierta tolerancia a permanecer en la oscuridad, recompénsale haciendo una actividad especial y si esta actividad implica estar a oscuras mejor, como por ejemplo ir al cine o ir al parque de atracciones y montar en atracciones que pasen por túneles oscuros.
Y no olvides nunca repetirle a tu hijo lo valiente y fuerte que es, lo orgullo que estás de él y todo lo que le quieres. Tanto cuando se enfrente a su miedo a la oscuridad como al resto de retos de su vida diaria. Un niño que se siente querido y valorado va a desarrollar menos miedos y más estrategias de afrontamiento.
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