Las primeras señales de que tu hijo puede presentar un Trastorno del Espectro del Autismo (TEA) suelen venir acompañadas de una gran angustia. Tanto el proceso de evaluación como el instante de recibir el diagnóstico son momentos muy delicados e importantes y la manera en la que se producen puede determinar cómo se asume posteriormente el diagnóstico. Esta fase debe atender tus preocupaciones, resolver tus dudas, auxiliarte a la hora de identificar las necesidades de tu hijo y los recursos para ayudarle. Para ello podemos empezar por estos cinco primeros pasos:
No tengas miedo de pedir ayuda
Desde el momento en el que hay una primera sospecha de autismo, lo mejor es actuar cuanto antes. Si intervenimos y les brindamos apoyo lo antes posible, mejor pronóstico nos encontraremos y más avances se conseguirán en un futuro. Además, cuanto antes sepas qué sucede, más pronto te quitarás esa angustia de la incertidumbre.
Descarta cualquier trastorno físico
Por ejemplo si tu hijo no presta atención cuando le llaman, lo primero que hay que hacer es descartar un problema físico relacionado con la audición. Exactamente lo mismo para cualquier otra conducta. Después de eliminar lo físico con tu pediatra o médico de cabecera se procederá a una evaluación psicológica.
Acude a especialistas en Trastornos del Espectro del Autismo
Dada la complejidad del diagnóstico es muy importante que tu hijo sea evaluado por un especialista que cuente con la formación necesaria, posea una extensa práctica clínica y realice las pruebas diagnósticas pertinentes para completar una buena evaluación. Este tipo de valoraciones requieren de un juicio clínico experto en esta área.
Intenta no obsesionarte con el diagnóstico
El diagnóstico es una etiqueta que tiene sus ventajas y sus desventajas (de esto hablaremos en otro momento). Por simplificar diremos que la valoración que se haga es el nombre que le damos a un conjunto de síntomas. Por ejemplo, si tienes tos, fiebre y la nariz taponada es probable que tengas un catarro. Cuando tenemos un catarro tratamos la tos con un jarabe, la fiebre con pastillas y la nariz taponada con un espray. En realidad el nombre «catarro» no nos hace falta para tratar los síntomas, simplemente nos ayuda a entendernos más rápido. Lo mismo sucede con los TEA. A la conjunción de una serie de señales le ponemos esa etiqueta, pero son esas señales las que vamos a tratar. Puede que llegar al diagnóstico te lleve un tiempo y por eso tienes que intentar no obsesionarte con él ya que no lo necesitas para seguir avanzando.
No es necesario esperar al diagnóstico para empezar a recibir ayuda
Estos dos procesos se pueden comenzar de manera simultánea, como has visto en el paso anterior. De hecho, el proceso evaluativo ya es en sí parte de una intervención terapéutica y viceversa, ya que la terapia forma parte de un diagnóstico continuado que se va mejorando cuanto más se conoce a la persona y a la familia con la que se trabaja. Por lo tanto, mientras esperas el resultado de la evaluación, puedes ir ayudando a tu hijo atendiendo cada uno de sus síntomas y ayudarte a ti mismo acudiendo a terapia familiar o a grupos de apoyo de familias, puesto que tu hijo va a necesitarte fuerte y sano para apoyarse en ti.
Son apenas cinco pasos, pero ahora ya estás cinco pasos más cerca de ayudar a tu hijo.