Ser conscientes de lo que está ocurriendo en nuestra vida (el diagnóstico de la enfermedad, el nuevo camino que tiene que transitar nuestro hijo, las pruebas invasivas, el miedo y angustia que sentimos, etc.) arrancará de nuestro interior la pregunta: ¿Cómo puede pasarle esto a mi hijo? Una pregunta, sin respuesta, que nos dejará con los puños apretados y un grito en la garganta.
¿Cómo puede pasarle esto a mi hijo?: Concediéndonos el derecho a sentir Rabia
Por mucho que intentemos controlar nuestra rabia ésta buscará el camino más insospechado para “brotar” y ser expresada (muchas veces de forma inadecuada). Por ello es importante que entendamos el papel que juega esta emoción en nuestra vida y cuál es la forma en la que podemos manejarla. ¿Qué pasos podemos seguir para gestionar la rabia que sentimos?
- Acoger la emoción: Para poder sostenernos en este momento tan difícil es importante que, ante todo, nos concedamos el derecho a respetar nuestra emoción. ¿Y cómo se hace esto? Pues comenzando por seguir estas tres pautas: Parar – escuchar – y acoger nuestra rabia como seres humanos que somos, con un sentir comprensivo y compasivo (abrazarnos en la rabia con la misma ternura con la que abrazaríamos a nuestro hijo).
- Validar la emoción: Ante la difícil pregunta ¿Cómo puede pasarle esto a mi hijo? poder entender que es muy duro todo lo que estamos pasando y que, por lo tanto, tenemos todo el derecho del mundo a sentir furia y rabia. Nunca deberemos culpabilizarnos por vivenciar estas emociones, pues lo que está siendo afectado es lo que más queremos en el mundo.
- Canalizar la emoción: Concedernos el derecho a expresar, soltar y canalizar la rabia, es decir, permitirnos la expresión emocional en su máxima expresión. Para ello, tendremos en cuenta la adecuada gestión de esta emoción de forma que no vaya dirigida hacia terceros, sino que, gracias al conocimiento de distintas técnicas, que iremos viendo de forma detallada en los próximos artículos, podamos descargar nuestra rabia pudiendo soltar todo el dolor y angustia y volver a respirar desde la calma y la confianza.
Antes de ver las distintas Técnicas Psicológicas es necesario que entendamos la diferencia entre la hostilidad adaptativa y desadaptativa:
Hostilidad adaptativa
- La expresión del enfado es justificada ya que es proporcional al suceso vivido (Mi hijo ha sido diagnosticado de cáncer).
- La expresión y canalización de esta emoción está relacionada con el motivo de la ira “¿Cómo puede pasarle esto a mi hijo?, ¿Cómo puede ser esto posible?”.
- No va dirigida hacia terceros, no produce un deterioro de las relaciones personales con nuestros seres queridos y suele dar lugar a la reconciliación.
- La rabia que sentimos nos empodera para defender y proteger lo que está siendo agredido, por lo que facilita el proceso de afrontamiento a la situación: “Estoy dispuesto a seguir todas la pautas médicas y psicológicas que nos indiquen los profesionales”, “Vamos a estar muy pendientes de escuchar a nuestro hijo siempre que necesite hablar con nosotros sobre la enfermedad, respondiendo a todas sus dudas e inquietudes y creando un espacio tranquilo donde pueda sentirse escuchado y protegido”, “Vamos a acompañarle con todo nuestro amor en el miedo o la angustia, enseñándole todas las técnicas y herramientas que estamos aprendiendo”.
Hostilidad desadaptativa
- La expresión del enfado no es justificada, pues no es proporcional al suceso acontecido (Enfadarse y gritar a nuestro hijo si, por ejemplo, tira sin querer en el desayuno el vaso de leche al suelo).
- La expresión y canalización de esta emoción no está relacionada con el motivo de la ira. (Por ejemplo, conducir de forma negligente y peligrosa debido a la rabia y dolor que sentimos, poniendo en peligro nuestra vida y la de los demás).
- El enfado se canaliza a través del otro, esto es, va dirigida hacia terceros por lo que puede provocar un importante deterioro de las relaciones personales. Busca culpables y dificulta gravemente la posibilidad de reconciliación (responder de mala manera a nuestra pareja, estar a la defensiva, ser irónico o cínico con nuestros allegados, etc.)
- La rabia que sentimos produce “bloqueo”, es decir, interfiere en la solución de problemas y el proceso de adaptación a la situación (El bloqueo nos impide, por ejemplo, escuchar las explicaciones del médico, “reorganizar” de forma adecuada nuestra vida a la nueva situación, atender de forma confiada y segura a nuestro hijo, etc.).
Tomar consciencia de todos estos procesos internos es fundamental para darnos cuenta de qué es lo que estamos haciendo bien y qué podríamos cambiar y mejorar.
¿Quieres saber cómo descargar toda la furia y dolor hasta que no quede nada en tu interior? Ven y sígueme en los próximos artículos, recibirás toda la información necesaria para seguir el proceso sintiéndote sostenido y acompañado. Y si quieres, te dejo el siguiente enlace para que puedas leer los anteriores artículos ya publicados: Mi hijo tiene cáncer: El camino que recorrerá nuestro corazón.