Las matemáticas son una de las asignaturas que más suelen «atragantarse» a los estudiantes y el desagrado que les producen tiende a permanecer también en la vida adulta, por eso a veces los padres asumen como normal que a sus hijos no se les den bien. Obviamente, no todo el mundo tiene por qué ser un as de las mates, pero conviene estar atentos para comprobar si a un niño simplemente no le gustan mucho o se le dan mejor otras materias o si realmente las matemáticas son un problema para él.
Cómo saber si las matemáticas son un problema para tu hijo
Los siguientes signos te pueden ayudar a determinar si tu hijo tiene realmente dificultades en el aprendizaje de las matemáticas:
- En Educación Infantil: Tiene dificultad para reconocer y escribir números, se salta números al contar, tiene problemas para asociar los números a las cantidades que describen y le cuesta reconocer patrones y organizar objetos por su forma, color o tamaño.
- En los primeros cursos de Primaria: Tiene problemas para contar de 2 en 2, de 5 en 5 o de 10 en 10, parece incapaz de hacer sumas y restas sencillas mentalmente (sin ayudarse contando con los dedos, por ejemplo) y presenta dificultad para identificar correctamente números de varias cifras (los invierte, los agrupa mal…).
- En el resto de Primaria: Tiene problemas para reconocer números y signos, no comprende o no recuerda hechos matemáticos básicos o conceptos como «mayor/menor que», tiene problemas para hacer operaciones incluso por escrito (no alinea bien los números en las sumas, no sigue la dirección del procedimiento operativo), le cuesta «descifrar» la hora y no consigue aplicar un razonamiento que le permita resolver problemas matemáticos sencillos.
- En Secundaria: Presenta problemas para aplicar las matemáticas en contextos cotidianos como hacer la compra o interpretar mapas o gráficos y tiene dificultades para comprender y aplicar los contenidos de la asignatura.
Posibles causas del problema
Hay varios factores que influyen en la dificultad que encuentra un niño en el aprendizaje de materias como las matemáticas. Uno de los más habituales es la presión para aprender, que le obliga a ir a un ritmo que a lo mejor no es el suyo y le produce ansiedad por cumplir las expectativas de sus padres y maestros, todo lo cual reduce su rendimiento y alimenta su frustración, agravando el problema. Los conocimientos matemáticos son acumulativos, de modo que una mala base es asimismo un problema para seguir aprendiendo. El déficit de atención también es un factor que produce muchos problemas en matemáticas y en cualquier otra cosa que requiera concentración. Finalmente, el origen del problema podría estar en la dislexia o en un trastorno específico del desarrollo del lenguaje numérico conocido como discalculia.
¿Qué puedes hacer al respecto?
Es importante atajar los problemas con las matemáticas en cuanto se detectan para evitar retrasos educativos mayores y para aliviar el sufrimiento que generan en los niños.
Lo primero que debes hacer es observar al niño en busca de las señales que ya hemos visto o de cualquier otra que te parezca sospechosa. Después habla con su profesor para compartir y ampliar la información: una panorámica más completa del problema nos ayudará a determinar mejor sus causas y posibles soluciones.
Un refuerzo puede ser suficiente para paliar problemas como la mala base, pero si sospecháis que el origen del problema es un desorden como la dislexia o la discalculia, es muy conveniente consultar con el pediatra o con un especialista en problemas de aprendizaje para llegar bien a la raíz del asunto y poner el remedio más adecuado.
Es importante además que te des cuenta de que verse con problemas en cualquier área baja la autoestima general de los niños, así que deberías potenciar su confianza ayudándole a identificar sus puntos fuertes para que se apoye en ellos.
Por último, también puedes propiciar que aprender matemáticas no parezca una tortura con estas formas divertidas de ayudar a los niños a entenderlas.