Como hemos ido exponiendo en la serie de artículos anteriores sobre los diferentes aspectos del método Montessori (En qué consiste el método Montessori: los materiales o En qué consiste el método Montessori: el aula) hoy queremos profundizar en cuál es el rol del maestro en este tipo de pedagogía ya que difiere bastante de la concepción convencional a la que estamos acostumbrados en nuestro sistema educativo.
Podríamos decir que la diferencia más notables entre los maestros del método Montessori y los maestros del sistema educativo tradicional es que los maestros de esta peculiar pedagogía no son el centro de atención de la clase, no son los protagonistas. Su rol se centra en la preparación y la organización de los materiales de aprendizaje para atender las necesidades e intereses de sus alumnos. El centro de atención se pone en el aprendizaje de los niños, no en la enseñanza del profesor
El maestro como observador en el método Montessori
El rol del maestro como observador se basa en «ir un paso por detrás del alumno», en vez de decirle al alumno «sígueme» o «aquí es dónde tienes que ir» y «tienes que ir de esta manera». A menudo los maestros del método Montessori dan un paso atrás cuando los alumnos están trabajando con los materiales, lo que no significa que no estén supervisando o atendiendo al proceso de aprendizaje de cada niño. Según esta pedagogía, ir un paso por detrás y mantenerse un poco al margen es la mejor forma de observar las diferencias individuales de cada niño, sus necesidades, sus tiempos, sus intereses, sus capacidades, a la vez que se respetan sus tiempos y se fomenta el rol activo y responsable en su propio proceso de aprendizaje. Este «paso atrás» permite a los niños aprender de sus propios descubrimientos y obtener sus propias conclusiones, siendo entonces el aprendizaje obtenido mucho más profundo, confiriéndole mayor sentido a lo aprendido y extrapolándolo a otras áreas o situaciones similares con mayor facilidad.
En vez de proveer a los alumnos de respuestas correctas para los problemas, se deja que sean los propios niños quién encuentren la manera de resolver esos problemas, comprometiendo de esta forma al alumno con su propio proceso de aprendizaje y desarrollando su capacidad de pensamiento crítico (puedes obtener más información en el artículo En qué consiste el método Montessori: el rol del alumno). Para el método Montessori los niños aprenden mejor explorando y experimentando en el entorno y observando e imitando a sus compañeros que del propio profesor.
Algunas personas pueden pensar que entonces este tipo de maestros «no hacen nada» durante las clases, pero el método Montessori tiene un plan diario para cada niño, atendiendo a sus diferencias individuales y a su nivel de desarrollo. Los maestros están sistemáticamente observando a los alumnos e interpretando sus necesidades, están preparados para realizar cambios en estas lecciones (presentación y explicación de materiales) dependiendo de los intereses, el progreso, el estado de ánimo y el comportamiento de cada alumno cada día. Evalúan cuidadosamente la eficacia de su trabajo y diseñan un plan para cada niño diariamente. Todo ello lo hacen respetando y protegiendo la independencia de los alumnos, apoyándoles y aportándoles seguridad, confianza y estabilidad, facilitando la comunicación entre los alumnos y entre el alumno y el adulto y modelando el comportamiento necesario para que el niño se adapta a la convivencia en grupo, a la estructura de la clase y a las normas.
El maestro como guía y facilitador
El maestro en el método Montessori es concebido como un guía y facilitador del aprendizaje que observa las necesidades, capacidades e intereses de cada alumno y le ofrece oportunidades para desarrollarse sin aplicar ni premios ni castigos, puesto que entienden que el propio aprendizaje es la recompensa personal de cada niño. El objetivo final es que el maestro vaya interviniendo cada vez menos en este proceso de descubrimiento del entorno y de aprendizaje a medida que el niño se desarrolla.
El maestro ayuda al niño a entrar en contacto con el ambiente, especifica los límites y las normas, prepara, preserva y renueva el ambiente, observa y registra el progreso de cada niño. No corrige y no interviene, aunque sí es su labor proponer actividades grupales, prestar ayuda si la solicitan, presentar los materiales y esclarecer normas o hacerlas respetar. Cada niño estará listo para una lección u otra según su desarrollo evolutivo y el maestro introducirá el uso de nuevos materiales y le presentará actividades de forma individual o en grupos reducidos.
El método Montessori no entiende la escuela como un lugar donde el maestro transmite conocimientos, sino como un lugar donde la inteligencia y la parte psíquica del niño se desarrollará a través de un trabajo libre con material didáctico especializado y guiado por el adulto.
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