Dice el dicho que la cara es el reflejo del alma, así que tenemos que poner nuestra cara lo más bonita posible. Si nos miramos en el espejo y nos vemos «atractivos», seguro que nos alegraremos el día porque una cara sonriente reflejada en un espejo es un paso para tener un buen día. Con unos sencillos pasos, todos podemos tener la piel radiante y un look fantástico en cada momento para estar guapos por fuera y por lo tanto guapo por dentro.
Conozcamos nuestra piel
La piel es el mayor órgano que cubre el cuerpo protegiendo los órganos internos de los factores externos. Contiene vasos sanguíneos, glándulas sudoríparas y sebáceas, folículos pilosos y terminaciones nerviosas.
- La epidermis o capa superior donde se produce la melanina, que es la causante del color de la piel y la protege de los rayos ultravioleta.
- La dermis o capa intermedia está compuesta de colágeno y elastina proporcionando a la piel flexibilidad, firmeza y elasticidad.
- La hipodermis o capa profunda se compone de células grasas que protegen el sistema nervioso, el sanguíneo y el linfático.
A lo largo de nuestra vida, la piel puede sufrir cambios tanto por factores internos como el estrés, la herencia o las hormonas, como por factores externos como el clima, la contaminación, el exceso de sol o el tipo de alimentación, que influyen sobre la grasa y la sudoración.
Los productos que utilicemos para el cuidado de la piel deben adaptarse al tipo, color y sensibilidad de la piel al sol y a ciertos ingredientes cosméticos o jabones para su limpieza, y a los cambios que la piel experimenta a lo largo de la vida; así en la juventud aparece una piel grasa, en la madurez suele ser normal o mixta y en la vejez se vuelve seca.
La piel del niño
La piel de los más pequeños es más delicada, frágil y sensible que la de los adultos. La capa más externa de la epidermis es mucho más delgada y las glándulas sudoríparas y sebáceas son menos activas que en los adultos, siendo más susceptible a infecciones, irritaciones, traumatismos y pérdida de agua. El niño se enrojece o palidece más fácilmente y le afectan más los cambios de temperatura bruscos o las condiciones climatológicas extremas, y los rayos UV le perjudican más, porque su piel es más sensibles debido a que su pigmentación es aún menor.
Los mecanismos de autoprotección de la piel no están tan desarrollados en los recién nacidos como en los adultos, de ahí la necesidad de extremar su cuidado. En consecuencia es:
- Menos resistente que la del adulto.
- Muy sensible a influencias químicas, físicas y microbianas.
- Tiende a resecarse.
- Más sensible a los rayos UV que la del adulto, por la menor pigmentación de la piel del bebé. Los melanocitos (las células responsables de la producción de melanina) son menos activos.
Cuidados de la piel del bebé
- Utilice jabones suaves de pH neutro aptos para la higiene infantil.
- Es recomendable un baño corto, con agua templada (unos 36ºC) en una habitación con un ambiente cálido.
- Hidrátela con productos testados dermatológicamente y aptos para la piel infantil, bien en textura de aceite, loción, leche o crema.
- Proteja al bebé de los rayos UV. No es recomendable exponer al sol a un bebé de menos de 6 meses.
La piel de la mujer
En los adultos, pero en especial en la mujer, podemos distinguir cuatro tipos de piel básicos: normal, seca, grasa y mixta.
Piel normal
La piel normal ofrece un aspecto suave y liso, textura tersa, de color rosáceo, sin impurezas y con los poros finos, lo que le da una apariencia de sana y luminosa, es decir, proporcionada. Mantiene el equilibrio entre la grasa y la humedad y por ello pocas veces aparecen granos, espinillas o poros obstruidos. Bien cuidada con unos buenos productos que mantengan el equilibrio de humedad y que refinen su textura, le darán un aspecto limpio, fresco y radiante.
Piel grasa
La piel grasa es aquella en la que hay un exceso de producción de grasa en las glándulas sebáceas, y por eso brilla mucho y tiene los poros muy abiertos y con impurezas, por lo que pueden aparecer las temibles espinillas, granos o poros obstruidos. Tiende a arrugarse menos que los otros tipos de piel porque el exceso de grasa ayuda a que las capas superiores retengan la humedad y la protejan contra la sequedad medioambiental.
Este exceso seborreico puede tener un componente genético o deberse a desequilibrios hormonales o fruto de algunas medicinas, al estrés o al uso de cosméticos comedogénicos*. Con el uso de cosméticos que ayuden a controlar la grasa y que limpien profundamente los poros y eliminen las impurezas, la piel puede aparecer tersa y radiante. Este tipo de piel se da principalmente en la adolescencia.
*Un cosmético comedogénico es aquel que provoca puntos negros o blancos (comedones), y el cosmético no-comedogénico es el que no obstruye ni tapona los poros de la piel dejando que esta respire.
Piel mixta
Este tipo de piel tiene una apariencia sana y tersa, con un poco de grasa en la llamada zona T (frente, nariz y barbilla), donde se aprecian poros visibles y puntos negros, y en las mejillas piel normal o seca. Este tipo de piel bien cuidada puede retardar la aparición de arrugas con productos que controlen el exceso de grasa en la zona T y que minimicen e hidraten las zonas secas.
Piel seca
La piel seca se caracteriza por tener poros pequeños y un acabado opaco o mate, con ausencia de grasa o brillo, lo que le da un aspecto tirante y áspero y una imagen apagada. Se caracteriza por la aparición de finas líneas de expresión y arrugas, especialmente alrededor de los ojos y la boca, e incluso de manchas.
Se produce principalmente porque tiene menos grasa en la dermis y no retiene la humedad. A veces se vuelve áspera y puede escamarse y agrietarse.
Se da principalmente en personas mayores de 50 años y en las que viven en climas poco húmedos y en personas que no se protegen contra el ambiente.
Otro tipo de piel, la piel sensible
Además de los tipos de piel básicos podemos encontrar la piel sensible que se caracteriza por ser de color rosáceo, es fina y seca con pequeñas venitas marcadas en las mejillas y se da principalmente en personas rubias y pelirrojas. Presenta rojeces, picor e irritaciones y se altera fácilmente ante los cambios emocionales o de temperatura.
Cuidado diario de la piel
Para tener una piel saludable debemos seguir unos sencillos pasos y mantener un cuidado diario de la piel. Empezaremos por una buena limpieza, seguida de una cuidada hidratación y un aporte vitamínico con productos adaptados al tipo específico de piel y a los posibles problemas que tengamos con los que podremos hacer frente a agresiones externas como el sol, el clima, la contaminación, con lo que ayudaremos a calmar una piel irritada y contribuir a dar a nuestra cara un aspecto sano.
La piel del hombre
Cada vez el hombre se cuida más, ya no es válido ese refrán de que “el hombre y el oso, cuanto más feo más hermoso”. Las empresas cosméticas han descubierto un filón de oro, puesto que el hombre que se cuida, es mucho más constante que la mujer y además no le importa el coste del producto, si ve que le va bien.
La piel de un hombre no es igual que la de una mujer. Tiene sus propias características:
- Es más es gruesa que la de una mujer por lo que no es tan frágil. Contiene más colágeno y tiene un aspecto más compacto y firme.
- Segrega más grasa y es más brillante, más propensa a presentar impurezas y acné. Los hombres tienen más glándulas sebáceas activas y, por lo tanto, más poros y más grandes que las mujeres.
- Los signos de envejecimiento aparecen más tarde, pero cuando aparecen las temidas arrugas son más profundas. Su piel puede resecarse a causa de la contaminación, de la excesiva calefacción y la ausencia de protección tanto al frío como al sol. Con la edad puede aparecer flacidez en la piel y presentar ojeras y bolsas oscuras, lo que le da un aspecto de fatiga.
- El afeitado diario le afecta provocandole irritación e incluso heridas. Se elimina la capa superior de células de la piel, dejándola expuesta a las influencias y afecciones externas.
Cuidados de la piel masculina
La piel del hombre, al igual que la de la mujer, debe mantenerse limpia e hidratada, pero además hay que protejerla con productos para antes y después del afeitado. Productos que faciliten el deslizamiento de la maquinilla sobre la piel para evitar cortes, que calmen la piel y la protejan de las las irritaciones del afeitado.
Utilice después del afeitado productos hidratantes y antienvejecimiento especiales para hombres de textura ligera.