Cuando escuchamos un diagnóstico tan duro como el cáncer de nuestro hijo, experimentamos emociones de tal intensidad que nos creemos incapaces de controlar todo lo que ocurre en nuestro interior. Y es que, tal y como decíamos en el artículo “Mi hijo tiene cáncer: Estoy sufriendo por mi hijo”, el dolor en los padres puede llegar a ser desbordante, pues el amor hacia un hijo es infinito. Por ello, aprender a manejar las emociones en este momento tan difícil de nuestras vidas será un paso primordial para poder afrontar, desde la calma y la confianza, el camino que hemos de recorrer.
Como padres, es el momento de hacernos cargo de nosotros mismos. Es el momento de escucharnos, entendernos y atendernos. Pero… ¿cómo hacerlo?
Nadie me enseñó a manejar las emociones
La inmensa mayoría de nosotros aprendimos de pequeños que había emociones “positivas” y “negativas”. De esta manera, cuando experimentábamos la rabia o la tristeza éramos castigados por ello. Aprendimos que algunos comportamientos como llorar o gritar eran vetados y, por lo tanto, completamente prohibidos.
Nadie nos enseñó a manejar las emociones, pues lo que nos enseñaron fue a reprimirlas.
De mayores, no hace falta que nadie nos lo prohíba, pues nosotros mismos no nos permitimos estos comportamientos (aprendimos muy bien la lección). Pensamientos como “Tengo que ser fuerte”, “Debo calmarme”, “Caeré en una depresión si sigo así” se repiten una y otra vez en nuestra cabeza cada vez que conectamos con alguna emoción “negativa”.
Y es que, muy al contrario de lo que pensamos, cuando no nos permitimos experimentar nuestras emociones, estas se quedan “dentro” de nosotros, pues no nos permitimos sentirlas y, por tanto, canalizarlas. Como consecuencia, podemos padecer fatiga, dolores de cabeza, dolores de espalda, e incluso desarrollar trastornos cardiovasculares, respiratorios, digestivos (úlceras de estómago, colon irritable) y un gran etc. Por ello, es fundamental detenernos a pensar lo verdaderamente importante que es aprender a manejar las emociones.
Las emociones son un importante aliado
Todas las emociones que experimentamos cumplen una función. Por lo tanto, no son ni “positivas” ni “negativas”, sino que son adaptativas, pues funcionan como una “señal” para indicarnos que hay algo que tiene que ser atendido. Son, en realidad, un importante aliado que nos guía.
Si bien es cierto que de pequeños nadie nos enseñó esta importante lección, está en nuestras manos poder transmitir esta sabiduría a nuestro hijo. Enseñarle a manejar las emociones es darle la llave para poder afrontar su recorrido favoreciendo la adaptación al mismo desde la comprensión y la calma. Podemos ser el mejor modelo de aprendizaje comenzando a mirar nuestra propia vulnerabilidad con la máxima ternura y comprensión posible, tal y como vimos en “Mi hijo tiene cáncer: Tengo miedo y siento que me derrumbo”.
Ven y acompáñame en el próximo artículo, veremos los sencillos pasos a seguir para conseguir este importante aprendizaje: aprender a manejar las emociones.
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