Ya nos habrá sorprendido alguna ola de calor esta temporada y seguramente no será la última antes de que finalice el verano, así que conviene estar preparados para lidiar con estos calores sofocantes. Aquí te ofrecemos algunos trucos para que padres, niños, abuelos y mascotas puedan sobrevivir a una ola de calor propiamente dicha y también a las altas temperaturas estivales.
Cómo sobrevivir a una ola de calor
1. Mantener la casa fresca
Aunque tengas la tentación de pasarte el día con todas las ventanas abiertas y el aire acondicionado a todo trapo, no lo hagas porque lo único que conseguirás es un despilfarro y posiblemente un catarro. El primer paso efectivo es acondicionar la casa para el verano en la medida de lo posible. Para ello, comprueba las tiras de cierre de las ventanas y cambia las que estén deterioradas para conseguir un mejor aislamiento de la temperatura exterior, coloca plantas en las ventanas (y mantenlas bien regadas) para que absorban el sol y creen una peliculilla refrescante alrededor, retira las alfombras y utiliza sábanas y cubiertas de algodón para las camas y los sillones.
El siguiente paso es intentar que la casa no se caliente demasiado: ciérrala a cal y canto durante las horas de más calor, baja las persianas (o toldos) para que los cristales no acumulen el calor del sol y minimiza el uso de luces y electrodomésticos porque emiten calor. Aprovecha para ventilar en las primeras horas de la mañana y las últimas de la tarde o incluso en la noche, abriendo varias ventanas a la vez para que haya corriente.
Finalmente, refresca el ambiente con ventiladores y botellas de agua congelada o recipientes con hielo en distintos puntos de las habitaciones.
2. Salir poco y protegidos en las horas de sol
Evita estar en la calle a las horas de más calor; si tienes que salir, busca la sombra y elige lugares verdes para pasear. En las salidas familiares, asegúrate de que todos llevan ropa ligera, holgada y transpirable, sombrero o gorra, gafas de sol y una buena mano de crema solar del factor adecuado. Si os acompaña el perro y tiene calvas o lleva alguna parte del cuerpo afeitada (porque se han pasado de cortar en la peluquería, por alguna intervención…) aplícale también protector solar (¡para mascotas!, no le eches el de humanos porque puede lamerlo e intoxicarse). Recuerda llevar siempre la crema para aplicarla de nuevo según las recomendaciones del fabricante y agua para beber y para pulverizar de vez en cuando sobre todos.
Obviamente, evita dejar personas o mascotas cerradas dentro del coche aunque solo pienses bajarte «cinco minutos para comprar una cosita», y tampoco dejes al perro atado alegremente fuera de un establecimiento, ni «sueltes» a los niños para que jueguen por ahí mientras los adultos estáis de sobremesa porque no tienen medida y seguramente se darán una paliza.
3. Hidratarse y refrescarse con frecuencia
Siempre es importante hidratarse correctamente, pero en verano parece que lo es aún más. Ofrece agua cada poco tiempo a los niños y a los abuelos; la sed es ya un síntoma de deshidratación, así que no hay que esperar a notarla para beber. Lo mejor es beber agua fresca, pero se puede combinar con refrescos de sabores (sin demasiado azúcar ni gas para evitar otros problemas). Ten cuidado con las bebidas isotónicas, sobre todo en mayores, porque reponen minerales y sales pero también pueden subir la tensión. Y si tanto líquido os revuelve el estómago, podéis tomar también gelatina de frutas. Para refrescar a tu mascota, échale cubitos de hielo en el bebedero.
Las duchas de agua templada, aunque no se use jabón constantemente para no irritar la piel, son una buena forma de refrescarse, igual que mojarse los brazos y la nuca (la cabeza y el tronco en las mascotas) con agua fría cada media hora aproximadamente. Para los niños, es la ocasión perfecta para jugar con pistolas y globos de agua, así que ¡deja que se calen!
4. Consumir alimentos fríos
Además de evitarte pasar una calorina en la cocina, los platos fríos «entran mejor» en este tiempo y son una buena ocasión para consumir alimentos frescos y crudos aprovechando todas sus propiedades. Es el momento de las ensaladas, sopas y pasteles fríos, helados, frutas de verano… También os encontraréis mejor si evitáis las comidas copiosas y muy saladas o grasientas.
Aunque lo más recomendable para los animales es su pienso, si observas que en los días de mucho calor tu mascota come mal, haz una excepción y ponle comida húmeda recién sacada del frigo, ¡seguro que le apetece más! Si es un perro, también agradecerá unas cucharaditas de yogurt natural sin azúcar ni edulcorantes.
5. Mantener una actitud positiva
El calor excesivo provoca cansancio, apatía y mal humor en general, así que es muy posible que, además de sobrellevar tu propia irritabilidad, tengas que soportar quejas constantes de los niños y ancianos de la familia por lo mal que duermen, el calor que hace, lo aburridos que están, etc. Si consigues que reine una actitud positiva en casa, disminuirás el nivel de estrés que genera el exceso de calor. Para conseguirlo, fomenta los descansos a lo largo del día y propón actividades entretenidas que no requieran desgaste físico, como por ejemplo, jugar a las cartas, leer, preparar polos, hacer manualidades…