El miedo es una emoción intensa y desagradable que nos conecta con una parte muy vulnerable de nosotros mismos haciéndonos sentir tremendamente desprotegidos. Estar asustado por lo que le pueda pasar a mi hijo: Contactar y expresar nuestro miedo es un canto que muestra la inmensa fragilidad de la que estamos hechos, a la vez que alivia la angustia interior.
El propio sentir: Estar asustado por lo que le pueda pasar a mi hijo
No debemos asustarnos del propio sentir, pues acabaríamos desarrollando el temido “miedo al miedo” multiplicándose la intensidad de las sensaciones de pánico y desprotección. Es necesario comprender que el miedo no es una reacción patológica, es un legado evolutivo necesario para la supervivencia. Nos ayuda a detectar amenazas y, por lo tanto, nos avisa para poner en marcha respuestas terapéuticas para sobrevivir. El miedo solo es desadaptativo y patológico si bloquea estas respuestas de supervivencia. Estar asustado por lo que le pueda pasar a nuestro hijo es la emoción más humana y sincera que podemos sentir al aceptar el camino que nos espera transitar junto a él, el camino de la enfermedad.
Estrategias Terapéuticas
Nuestro niño interior necesita el consuelo y la ternura de nuestra parte más adulta. Así, en un profundo dialogo interno con nosotros mismos podemos calmar a nuestro niño interior diciéndole que le concedemos el pleno permiso para estar asustado liberándole de la terrible presión de tener que sentirse siempre fuerte y haciéndole ver que estaremos a su lado permanentemente.. Permitirle descansar en éste “tocar fondo” sin más pretensiones que sentirse y vivenciarse en el aquí y ahora, dejando entrar la emoción en el cuerpo como una marea que viene y va, que nos toca y provoca, en un baile donde nos dejamos mecer y descansar.
Podemos poner nombre a los temores, distinguir cuáles son reales o imaginarios, y explorar toda nuestra biografía, recordando y capturando aquellas estrategias de afrontamiento que nos ayudaron en el pasado. Las herramientas que resultaron útiles en un momento de nuestra vida suponen una fuente importante de recursos personales en el “ahora” (es como una cajita llena de aprendizajes de la que podemos disponer en el momento presente).
Con el fin de disminuir la incertidumbre ante lo desconocido podemos escribir en un cuaderno todas las dudas que tenemos sobre la enfermedad. Para aumentar la sensación de control y disminuir nuestro miedo solo tendremos que sacar la lista de preguntas en la consulta del especialista e ir resolviendo una por una. Sin incertidumbre y con el total conocimiento de los pasos que hemos de seguir nos sentiremos más aliviados.
Sólo cuando somos capaces de sostenernos a nosotros mismos estamos preparados para proteger y ofrecer garantía de soporte a nuestro hijo. Permitámonos respirar y descansar aceptando nuestro miedo desde el permiso y la confianza de estar siendo arropados por nuestra parte más adulta, en este instante, en este momento, aquí y ahora.
Para más información consulte el siguiente enlace: Mi hijo tiene cáncer: El camino que recorrerá nuestro corazón.