En el artículo Encontrar un espacio de calma y bienestar en el proceso de enfermedad de mi hijo, conocimos una Técnica Psicológica llamada Imaginación Guiada o Visualización, que consistía en crear con nuestra imaginación un lugar que nos hiciera sentir profunda calma y bienestar. Gracias a este viaje podremos disminuir la ansiedad y tener un pequeño respiro.
Algunos sencillos consejos para aplicar la Imaginación Guiada y disminuir la ansiedad en nuestro cuerpo
- El lugar o espacio a imaginar tiene que transmitirte sosiego y bienestar. Lo importante es que elijas aquél que te inspira calma y relajación. Recuerda que el objetivo es disminuir la ansiedad.
- Este lugar puede ser real o ficticio. Puedes recordar el rincón preferido de tus vacaciones o puedes imaginar que vuelas y saltas entre las nubes. Déjate llevar… es importante no poner juicio sobre las imágenes.
- Despierta tus 5 sentidos: vista, oído, olfato, gusto y tacto. Deléitate con cada uno de ellos ¡Despiértalos, siéntelos!
- Ante una distracción solo tienes que volver. Si las preocupaciones acerca de la enfermedad se cuelan en el ejercicio, basta con ser consciente de ello y volver al mismo punto donde estabas. No te enjuicies ni te enfades por ello, pues la ansiedad aumentará. Puedes ayudarte diciéndote “Vale, me he vuelto a distraer. Es normal, voy a volver a la imaginación ¿por dónde iba?”.
- Para comenzar, puedes leer el ejemplo que expusimos en el artículo anterior mientras lo grabas en un audio. Léelo sin prisa, con pausas y espacios en silencio. Escúchalo tantas veces como sea necesario.
- Puedes utilizar música o audios que complementen el ejercicio, por ejemplo, buscar en internet el sonido de una cascada, el ruido de las olas jugueteando en la orilla del mar, el canto de los pájaros en una tarde de primavera, etc. Ésto facilitará nuestro objetivo: disminuir la ansiedad.
- La duración de la técnica es la que tú decidas. Puede ir desde los 3 minutos, hasta más de una hora de duración. Permanece en el lugar el tiempo que necesites, concédetelo.
- Aplica la técnica con tu hijo. Transpórtale a un lugar maravilloso donde se sienta feliz y relajado. Podéis hacerlo juntos, en una noche de insomnio, en las largas esperas de las consultas, durante un tratamiento de quimioterapia, etc. Solo tendrá que cerrar los ojitos y escucharte…
- Si aprende a hacerlo solo, podrá ponerlo en práctica en momentos donde no podamos acompañarle, como por ejemplo, durante una resonancia magnética. Esto le proporcionará confianza y sensación de control. Le estaremos dotando de herramientas poderosas para que se acompañe, tranquilo y sereno, durante el proceso de enfermedad.
Practicad todos los días un poquito y descubrid los beneficios que se producen en vuestro cuerpo y en vuestro corazón.
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